A finales de noviembre, en Harbin, la imagen se repite cada invierno, con una escala que en las últimas ediciones no ha dejado de crecer: grúas, maquinaria y trabajadores comienzan a levantar estructuras sobre una superficie que semanas después se convertirá en murallas, torres y toboganes hechos de hielo.
Según los datos oficiales, la construcción se adelanta este año gracias al hielo almacenado durante la temporada anterior y conservado durante más de diez meses. Ese material permite iniciar los trabajos incluso antes de que el río vuelva a congelarse por completo, con el objetivo de preparar un recinto que este invierno tendrá 1,2 millones de metros cuadrados.
Harbin Ice-Snow World ha pasado de ser una celebración local a convertirse en un parque temático estacional que se levanta de nuevo cada invierno. Funciona como un recinto con entradas definidas, zonas de circulación, estructuras transitables y espacios para permanecer durante horas, especialmente cuando anochece y la iluminación cambia la percepción del lugar. No es solo un escenario para fotografías, sino un parque diseñado para ser recorrido, utilizado y visitado durante unas semanas, mientras las condiciones climáticas lo permiten.
Al acceder al recinto, la experiencia se asemeja más a la de un parque temático que a una exposición temporal. Se puede caminar entre construcciones, subir a plataformas, deslizarse por rampas o acceder a zonas preparadas para actividades en la nieve. Los elementos arquitectónicos no se presentan como piezas inmóviles, sino como parte del recorrido.
Para esta edición, los responsables han anunciado espacios destinados a pesca sobre hielo, esquí de fondo y juegos colectivos en la nieve, así como un escenario adicional que complementará las actividades culturales del ya habitual Dream Stage. La propuesta no se centra únicamente en mostrar estructuras, sino en facilitar su uso dentro de un entorno planificado y temporal.
Cuando el hielo deja de ser paisaje y se convierte en infraestructura
Antes de levantar estructuras de hielo, Harbin ya celebraba el invierno mediante prácticas locales. Las linternas de hielo, talladas artesanalmente, comenzaron a utilizarse en la ciudad desde mediados del siglo pasado y dieron origen al primer Festival de Hielo y Nieve de Harbin, celebrado el 5 de enero de 1985, indican páginas oficiales. El salto al formato actual llegó en 1999, cuando se creó Harbin Ice-Snow World como recinto independiente, con acceso y diseño específicos. Desde entonces, la evolución ha sido constante: más superficie, mayor volumen de materiales, presencia de maquinaria y procesos de construcción planificados.
