Luego de tres años de tensión legal, Christian Nodal recibió un respiro significativo en su conflicto con Universal Music. Una jueza decidió no vincularlo a proceso penal por presunta falsificación de documentos relacionados con la titularidad de canciones de sus primeros álbumes, decisión que despertó comentarios divididos en la industria musical mexicana. La resolución frenó temporalmente una disputa que amenazaba con afectar no solo su imagen, sino su trayectoria y el legado que intenta construir como compositor.
Sin embargo, este triunfo no significa el final del conflicto. La vía penal se frenó, pero el litigio civil sigue en pie. La verdadera batalla no es su libertad, sino los derechos sobre aproximadamente cincuenta canciones que Nodal afirma haber compuesto y que la disquera asegura tener registradas bajo contrato. De ganar la disputa civil, el artista no solo confirmaría su independencia creativa, sino que recuperaría un catálogo millonario que podría manejar bajo su propio sello.
Este caso es observado con atención dentro del regional mexicano, pues abre debate sobre la posición de los artistas jóvenes frente a las disqueras. El éxito repentino, combinado con contratos firmados a temprana edad, suele colocar a músicos en situaciones vulnerables frente a empresas con experiencia legal. Para muchos artistas emergentes, Nodal se ha convertido en ejemplo de resistencia ante los contratos abusivos.
Aunque el cantante celebra públicamente su victoria parcial, expertos aseguran que el proceso aún podría durar meses o incluso años. Nodal ha declarado que buscará limpiar el nombre de su familia, quien también se ha visto señalada dentro de la investigación. Así, lejos de un cierre, lo que obtuvo esta semana es una pausa estratégica en medio de una guerra larga. Si logra ganar la batalla civil, el regional mexicano podría presenciar una de las reclamaciones de derechos más importantes en su historia reciente.