Ya son casi 500 años de tradición en el poblado de Nunkiní, en Calkiní, donde pasean al Caballero de Fuego y posteriormente con pólvora en su interior, vuela en pedazos pero por creencia, los pobladores luchan por tener, un fragmento de la imagen.
Esta actividad es una práctica ritual que forma parte de los festejos religiosos del poblado y que combina elementos de la cosmovisión maya con influencias introducidas durante la época colonial, pero al final, el pueblo entero se da cita en estos festejos.
Aseguran que esta actividad tiene más de 500 años que se hace esto, porque hace tiempo hubo una epidemia de la viruela negra, entonces para erradicar ese mal se creó, así como un cambio, se hizo esto para que el mal no existiera, entonces como por arte de magia se fue el mal.
Los festejos inician con una procesión por el poblado, en el cual todos participan al ritmo de la jarana, como una vaquería caminando por las calles.
El Caballero de Fuego es una imagen convertida en muñeco que es elaborada artesanalmente con ropa, sombreros, pañuelos y otros artículos donados por los pobladores con rasgos que recuerdan a un español, el personaje simboliza tanto la memoria de la llegada de enfermedades, así como la petición de protección ante nuevos males.
Y de acuerdo a las creencias, la figura es quemada en agradecimiento por haber “protegido” a la comunidad durante la antigua epidemia de viruela negra, es así como utilizan la pólvora que estalla en medio del festejo.
Tras la explosión, muchos asistentes recogen fragmentos del monigote, pues se considera que poseen propiedades curativas dentro de la tradición local, es por ello que se pueden observar a niños y adultos, disputando los fragmentos.
Estas una tradición de muchos años, y que sigue viva en el corazón de los pobladores de Nunkiní, en Calkiní, y que sigue viva pese a más de 500 años de haberse instaurado.
