Los aseadores de calzado han estado presentes en la ciudad de Tapachula desde hace muchos años, y poco a poco la labor que realizan ha ido en pique, pues cada vez son menos los clientes que desean una “boleada” sobre todo en las nuevas generaciones, pues lo aseadores señalan que son más los adultos mayores que requieren su servicio, no así los jóvenes que ya no tienen interés en bolear su calzado, además que, en estos tiempos prefieren calzar tenis en vez de zapatos.
El futuro de esta profesión es incierto, pues hoy, muchos jóvenes nunca han ido a lustrar sus zapatos, asimismo, al igual que cualquier otro trabajo, los aseadores de calzado tienen un horario establecido con jornadas largas y trabajan los siete días de la semana en horarios que generalmente comienzan entre 7 y 8 de la mañana, para terminar entre 5 y 6 de la tarde.
De los 40 aseadores de calzado que trabajaban en el parque central Miguel Hidalgo de Tapachula hasta antes de la llegada de la primera caravana migrante en 2018, hoy solo se observan cuando mucho 15, pues la falta de clientes y otras condiciones adversas, han propiciado que recurran a otro tipo de trabajo para lograr su subsistencia.
Don Arturo Estrada Pérez es uno de los boleros tradicionales del parque central, y recordó los años en que las familias y turistas, disfrutaban el centro de Tapachula y aprovechaban la ocasión para sacarle brillo a sus calzados, había tiempos que las personas tenían que esperar su turno, pero ahora ya no queda nada de ello.
Don Arturo confirmó que, muchos boleros han abandonado su lugar para dedicarse a otro oficio, porque lustrar calzado ya no da para vivir bien y ello ha originado que este gremio tenga el riesgo de desaparecer.
Los aseadores de calzado son parte del folclor de Tapachula, antes era común que prestaran sus servicios a políticos, empresarios, y a personas que llegaban a hacer un trámite al centro, pero hoy la situación es muy distinta, debido a la moda de cambiar zapatos por tenis en la mayoría de los hombres.
