Unicef publicó el pasado miércoles su informe anual sobre el Estado Mundial de la Infancia, en el que reconoce avances en la reducción de la pobreza infantil en América Latina, aunque alerta sobre persistentes desigualdades y riesgos relacionados con el cambio climático y la exclusión social.
El organismo resalta programas como Bolsa Família en Brasil y Próspera en México, que han beneficiado a más de veinte millones y seis millones de niños, respectivamente, mejorando su nutrición, salud y acceso a la educación. Sin embargo, aproximadamente uno de cada cinco menores sigue viviendo en pobreza extrema, y muchos presentan carencias graves en educación, vivienda, salud y agua potable.
El informe también advierte sobre la vulnerabilidad de los niños en zonas rurales, comunidades indígenas, con discapacidad o desplazados por conflictos, así como los efectos de desastres naturales que interrumpen la escolaridad y aumentan los riesgos climáticos.
A pesar de los logros, Unicef subraya que la falta de inversión continua y la desigualdad podrían frenar los progresos y llama a los gobiernos a reforzar la protección social, garantizar educación y salud de calidad y mitigar los impactos del cambio climático sobre la infancia.
