Durante la COP30, alrededor de 70,000 personas marcharon en Belém (Brasil) para exigir un fin al “racismo ambiental” y la desigualdad climática. 
Entre los manifestantes, comunidades indígenas bloquearon accesos al recinto de la cumbre, denunciando falta de representación real y pidiendo que sus voces sean escuchadas en las negociaciones.
