La psicología deportiva se ha convertido en un eje fundamental para el rendimiento de los atletas chiapanecos, especialmente cuando los problemas comienzan fuera del entrenamiento. En distintas disciplinas, desde natación artística hasta taekwondo, especialistas han detectado que muchos jóvenes enfrentan conflictos familiares, baja autoestima, dificultades escolares y miedo escénico que terminan bloqueando su desempeño competitivo.
A medida que los atletas avanzan por etapas —estatal, regional y nacional— las exigencias psicológicas se intensifican no solo para ellos, sino también para los entrenadores. En competencias nacionales, el acompañamiento emocional se volvió indispensable para manejar estrés, ansiedad, insomnio y miedo al fracaso.
El trabajo psicológico también abarca situaciones que van desde caídas traumáticas en deportes como patinaje o ciclismo, hasta duelos familiares o rupturas amorosas en vísperas de una competencia. Estos factores, sumados a cargas físicas intensas y rutinas extenuantes, pueden afectar la salud mental de los atletas, disminuyendo su rendimiento de manera significativa.
Especialistas en psicología deportiva insisten en romper el mito de que acudir a un psicólogo es solo para quienes “están mal”. En realidad, el acompañamiento profesional permite potenciar la autoconfianza, mejorar la concentración, fortalecer habilidades técnicas y enfrentar los retos emocionales del alto rendimiento.
