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¿Existen los cerebros positivos?

La Universidad de Kobe, en Japón, se propuso descubrir si el cerebro de una persona positiva funciona distinto al de alguien que no lo es. El hallazgo fue revelador:

Tras analizar imágenes cerebrales en tiempo real mientras los participantes imaginaban su futuro, los investigadores encontraron que las personas optimistas muestran patrones de actividad muy similares entre sí, especialmente en una zona clave del cerebro llamada corteza prefrontal medial, relacionada con la toma de decisiones, la motivación y la proyección personal.

“Los cerebros optimistas no son de resultados, les gusta el proceso, les gusta la contingencia”, expresó Gabriel Gutiérrez, investigador.

En cambio, las personas menos optimistas presentaron una actividad cerebral mucho más dispersa, lo que sugiere que su forma de pensar hacia el futuro es menos estable y coherente.

“La misma zona que se ha documentado en este artículo que, es la pre corteza frontal medial, tiene participación en un montón de funciones distintas, entre ellas también la depresión, en la activación y en la euforia”, agregó Gutiérrez.

Sin embargo, el especialista Gabriel Gutiérrez es un fiel creyente de que la genética no es destino. Explicó que nuestra forma de ver el mundo, sentirlo y reaccionar ante él se aprende y se transforma con el tiempo, pues el cerebro es un órgano extraordinariamente complejo: capaz de adaptarse y reinventarse a lo largo de la vida.

“Si nuestras lecturas son negativas, vamos a ser pesimistas, fácilmente predecibles, etc; lo contrario ocurre si tenemos lecturas mucho más amables y positivas en torno a nosotros mismos”, destacó.

Detalló que, por ello, sostiene que el hecho de que una persona sea positiva o negativa depende en gran medida de su historia de vida: de cómo fue educada y de la manera en que aprendió a enfrentar la adversidad y la incertidumbre.