Pakistán enfrenta un momento crítico tras un atentado suicida ocurrido el pasado martes en Islamabad, la capital del país. La explosión dejó al menos 12 muertos y 27 heridos, y tuvo lugar frente a los juzgados de distrito, donde los atacantes buscaban impactar a jueces y funcionarios.
El grupo Tehrik-e-Taliban Pakistan, responsable del ataque, advirtió que continuará con acciones violentas hasta que se implemente la ley islámica en Pakistán. Ante el aumento de ataques mortales, el Gobierno ha declarado oficialmente al país en “estado de guerra”.
El ministro de Interior, Mohsin Naqvi, explicó que el atacante no logró ingresar a los juzgados y decidió detonar su explosivo contra un vehículo policial. Las autoridades advierten que la amenaza terrorista continúa latente y que podrían registrarse más ataques en los próximos días.
