Cada año, cuando llega diciembre y el espíritu navideño empieza a sentirse en cada rincón, aparece un curioso visitante que causa risas, travesuras y algo de misterio: Elf on the Shelf. Esta tradición, popularizada en Estados Unidos, consiste en colocar en casa a un pequeño duende que observa el comportamiento de los niños y, según la historia, le cuenta a Santa Claus si han sido buenos durante el año. Pero más allá de eso, este simpático personaje se ha convertido en parte del ritual familiar, despertando la imaginación de los pequeños y trayendo a la vida la ilusión que rodea la temporada.
Su origen se remonta al año 2005, cuando Carol Aebersold y su hija Chanda Bell escribieron un libro infantil inspirado en una costumbre que tenían en casa. En él contaban cómo un elfo llegaba cada Navidad desde el Polo Norte para ayudar a Santa con su lista de niños buenos. El libro venía acompañado de una figura del duende, y pronto se volvió un fenómeno mundial. Desde entonces, millones de familias alrededor del mundo adoptaron la tradición, cada una dándole su propio toque, ya sea creando escenarios divertidos o usando al elfo como un símbolo de unión y alegría en el hogar.
La dinámica es simple pero encantadora: cada noche, mientras todos duermen, el elfo se “mueve” de lugar y al despertar los niños deben descubrir dónde apareció. Algunos padres aprovechan para dejarlo haciendo travesuras o dejando pequeños mensajes. Lo importante es mantener viva la magia y reforzar la idea de que la Navidad no solo se trata de regalos, sino de compartir momentos y mantener la ilusión.
