Antes de compartir amor, necesitas sentirlo hacia ti misma. La ropa puede ser un recordatorio constante de tu valor. Vestirte con cariño, cuidar tu aspecto y elegir prendas que te hagan sonreír son pequeños actos de amor propio.
Tu estilo puede ser una afirmación diaria de quién eres. No importa la talla, el cuerpo o la edad: la moda es inclusiva cuando la usas para expresarte, no para esconderte. Cuando te miras al espejo y te sientes bien, esa energía se refleja en todo lo que haces.
Amarte a ti misma también significa permitirte cambiar. Reinventarte, probar estilos nuevos y aceptar tus transformaciones es parte del crecimiento emocional.
