Mientras la frontera con los Estados Unidos permanece cerrada para muchas personas en busca de asilo, México se convierte en un país de destino: se registra un aumento del 61 % respecto al año pasado en personas que ya no sólo transitan, sino que deciden quedarse. 
Este cambio plantea nuevos retos para el sistema de protección social, servicios de salud, vivienda y derechos humanos, al mismo tiempo que reconfigura la realidad de comunidades migrantes en el país.
