Algo inesperado está ocurriendo en los límites del espacio: el enigmático cometa 3I/ATLAS ha mostrado una actividad tan extraña que ha dejado desconcertados a los astrónomos de todo el mundo.
Durante su acercamiento máximo al Sol, este objeto interestelar —que no pertenece a nuestro sistema solar— aumentó su brillo de forma drástica y repentina, algo nunca antes visto en un cometa.
Según un reciente estudio publicado en arXiv, el fenómeno fue tan intenso que el cometa cambió de color y adquirió un tono azul brillante, en lugar del clásico color rojizo que suelen tener estos cuerpos celestes.
Los científicos aún no logran explicar del todo qué provocó este comportamiento, aunque manejan varias hipótesis.
Una de ellas apunta a que el cometa liberó una gigantesca cantidad de gas, posiblemente debido a su inusual composición química.
El brillo azul, explican, podría ser el resultado de moléculas de carbono que resplandecen cuando se calientan por la radiación solar.
Otra posibilidad es que el 3I/ATLAS sea muy diferente a cualquier cometa que hayamos visto antes. Su estructura podría contener hielos extremadamente volátiles, dióxido de carbono y metales raros, lo que explicaría sus violentas emisiones y su aspecto fuera de lo común.
Lo que más inquieta a los astrónomos es que este objeto no es originario de nuestro sistema solar, lo que significa que proviene de otra región del cosmos. En otras palabras, el 3I/ATLAS es un visitante interestelar… y nadie sabe exactamente qué lo hizo reaccionar de esa manera.
Por ahora, los telescopios espaciales siguen observando al cometa mientras los científicos tratan de descifrar si estamos ante una simple explosión de gas o un fenómeno completamente nuevo en el universo.
Una cosa es segura: el 3I/ATLAS nos recuerda que, incluso en el vasto y silencioso espacio, todavía hay misterios que pueden cambiar lo que creíamos saber sobre el cosmos.
