Un brote de sarampión que comenzó en las ciudades fronterizas de Colorado City, Arizona, e Hildale, Utah, ya suma 123 contagios confirmados y sigue extendiéndose más allá de su zona inicial. Lo que comenzó en escuelas ahora se convirtió en transmisión comunitaria activa, impulsada por las muy bajas tasas de vacunación en la región, que están lejos del 95% necesario para proteger colectivamente a la población.
Las autoridades de salud han identificado nuevos casos en Hurricane y St. George, ciudades más grandes del suroeste de Utah. Además, ya se detectó la presencia del virus en el condado de Iron, un punto turístico clave por su cercanía con el Parque Nacional Zion, lo que aumenta el riesgo para visitantes y residentes.
Los datos son preocupantes: la vacunación infantil en los condados afectados se mantiene entre 78% y 82%, por debajo del mínimo recomendado. La mayoría de los contagios corresponde a menores que no han recibido la vacuna, y seis pacientes han requerido hospitalización.
Este brote también refleja una realidad nacional. Más de tres cuartas partes de los condados de Estados Unidos han reportado descensos en las tasas de inmunización infantil, mientras se disparan las exenciones no médicas. Con 1,618 casos de sarampión en 42 estados, el país enfrenta sus peores cifras en más de tres décadas, un retroceso preocupante frente a una enfermedad completamente prevenible.