El Museo del Louvre reabrió sus puertas al público este miércoles, tres días después del audaz robo de ocho joyas históricas de la corona francesa. Aunque el recinto vuelve a recibir visitantes, la Galería de Apolo, donde ocurrió el asalto, seguirá cerrada por tiempo indefinido mientras se refuerza la seguridad y se evalúan los daños.
El robo ocurrió el domingo por la mañana y duró apenas siete minutos. Cuatro delincuentes participaron en el atraco, dos de los cuales ingresaron a la galería utilizando una camioneta con montacargas, estacionada junto al río Sena. Tras romper una puerta de cristal, abrieron con discos de corte dos vitrinas que contenían joyas de la época napoleónica y piezas emblemáticas del patrimonio francés.
Entre los objetos sustraídos se encuentran un collar y pendiente de la Reina María Amalia y de la Reina Hortensia, un collar y par de pendientes de esmeraldas de María Luisa, un broche conocido como “broche relicario”, la diadema de la Emperatriz Eugenia y un gran lazo de corsé de la Emperatriz Eugenia (broche). Una de las coronas cayó durante la huida y fue recuperada, aunque con daños. El valor del robo se estima en 88 millones de euros, pero expertos aseguran que el daño histórico y cultural es incalculable.
La indignación pública ha aumentado por la falta de seguridad en el museo más visitado del mundo. La presidenta del Louvre, Laurence des Cars, comparecerá este miércoles ante el Senado francés, donde será cuestionada sobre los fallos en vigilancia y protección.
Mientras tanto, la investigación sigue en marcha, sin pistas claras sobre el paradero de los ladrones ni del resto de las joyas robadas. La ministra de Cultura, Rachida Dati, admitió que el robo fue un “ataque grave al patrimonio nacional” y prometió mejoras urgentes en los sistemas de seguridad del museo.