El Museo del Louvre, uno de los más importantes y visitados del mundo, permaneció cerrado este lunes después de un espectacular robo de joyas de la Corona que ocurrió el domingo. El atraco, que duró solo ocho minutos, ha desatado una ola de críticas sobre la deficiente seguridad en los museos de Francia. El robo tuvo lugar en la Galería de Apolo, donde se guarda la colección de joyas de la Corona, que incluye piezas de gran valor histórico como la corona de la emperatriz Eugenia, esposa de Napoleón III.
Según los investigadores, los ladrones, que operaron con gran precisión, llegaron en un montacargas, subieron hasta una ventana de la galería y, con una sierra radial, accedieron al museo. Una vez dentro, sustrajeron nueve piezas del siglo XIX. Las joyas robadas, cuyo valor patrimonial es incalculable, incluyen piezas únicas que ahora corren el riesgo de ser desmanteladas, con las piedras y perlas reutilizadas para otras joyas, alertan los expertos.
Aunque uno de los ladrones dejó atrás la corona de Eugenia, que sufrió daños, el botín sigue desaparecido. Las autoridades francesas han intensificado la búsqueda, con 60 investigadores trabajando en el caso y un enfoque en el crimen organizado, aunque no se ha descartado la posible participación de ladrones extranjeros.
Este robo ha reavivado el debate sobre la seguridad en los museos de Francia, que, según informes, no han logrado modernizar sus equipos de protección en los últimos años. El Tribunal de Cuentas ha señalado que los sistemas de videovigilancia en el Louvre están obsoletos, y algunos trabajadores del museo denuncian la falta de personal de seguridad. Como respuesta, el gobierno ha prometido reforzar las medidas de protección y asegurar que las piezas robadas sean recuperadas.
Este atraco no es el primero que sufre el Louvre: en 1911, la Mona Lisa fue robada, pero recuperada meses después. Sin embargo, las autoridades están tomando este incidente como un llamado urgente para mejorar la seguridad en los espacios culturales del país.