Los delfines usan silbidos individuales para reconocerse, como si fueran nombres propios. Cada delfín aprende a identificar su silbido desde joven y puede responder al llamado de sus compañeros incluso a grandes distancias.
Este hallazgo demuestra su compleja vida social e inteligencia, comparable a la de primates. Además, los delfines pueden cooperar en la caza, jugar y hasta consolarse entre ellos.