Su participación en la Convocatoria de Creadores Escénicos abre espacios y facilita el acceso a dichos instrumentos.
El proyecto “Despertando a los gigantes dormidos”, del organista Erick Martínez Tamez –seleccionado en la especialidad Instrumentista del programa Creadores Escénicos 2024, del Sistema Creación de la Secretaría de Cultura del Gobierno de México– revive la majestuosidad de los órganos históricos, a través de una serie de conciertos que recorren distintos templos y comunidades de Ciudad de México, Oaxaca y Puebla.
La iniciativa es liderada por un intérprete apasionado por los sonidos del pasado que invita a escuchar melodías únicas que entrelazan historia, arte y exploración sonora. “Consiste en dar una serie de conciertos de órganos históricos con dos repertorios que escogí. Cada uno tiene ocho o diez obras, con una duración de una hora. Las piezas son antiguas, desde finales del Renacimiento hasta el Barroco, y abarcan escuelas como la española, italiana, alemana y francesa”, explica el músico en entrevista.
A la fecha, han ocurrido siete presentaciones en distintos templos oaxaqueños, como los ubicados en Tlacolula de Matamoros, San Matías Jalatlaco, Santo Domingo Yanhuitlán, y Tlacochahuaya, y el Santuario de los Remedios en Cholula, Puebla. Además, se realizan charlas para acercar al público a la historia y funcionamiento de dichos instrumentos monumentales.
“Para mí son sintetizadores. Siempre me ha interesado la tecnología musical, e incluso lo que me hizo acercarme al órgano no fue la música clásica, sino géneros como el rock progresivo. Eso me motivó mucho a estudiar este instrumento”, considera el músico.
El proyecto también se impulsa desde el Instituto Musical Stylus, que dirige el mismo artista, y que tiene por objetivo formar nuevos organistas de todas las edades: “Contamos con veintidós alumnos, desde los cinco hasta los setenta y cuatro años. Algunos apenas empiezan con el repertorio manualiter, es decir,
solo con las manos, y otros ya están tocando con los pies. Usamos una emulación de sonidos de órgano a través de software para que puedan experimentar las sonoridades”.
Para las nuevas presentaciones ya se trabajan fechas y sedes, por ejemplo, en Ciudad de México y, de vuelta en Oaxaca, en San Andrés Zautla, donde se encuentra un órgano portátil que el artista espera activar. “La idea es dar todo el tour por los instrumentos. Aquí en Oaxaca, hay nueve instrumentos que están activos”.
La misión es presentar al instrumento a nuevos públicos
Originario de la ciudad de Oaxaca, Martínez Tamez, desde muy joven, dedica su vida a la música. Estudió piano con maestros particulares y se especializó en el Centro de Educación Artística Miguel Cabrera. Su acercamiento al órgano ocurrió de manera inesperada durante el bachillerato, cuando le invitaron como oyente a un festival.
A partir del año 2000, se involucró en el estudio de la historia e interpretación del órgano, fascinado por su riqueza sonora. “Ningún otro instrumento tiene esta versatilidad con respecto a los sonidos, ya que cada instrumento tiene un propio timbre”, afirma. Solo contaba con estudios de piano, explica, “cuando me di cuenta que el órgano tiene todas estas posibilidades sonoras y que además se puede tocar con los pies, me dije: ‘Bueno, pues creo que voy a aceptar ese reto’”.
Tras estudiar en la Facultad de Música de la UNAM, regresó a Oaxaca y fundó el Instituto Musical Stylus, en el que imparte la materia de Órgano. Hace tres años impulsó el Festival Internacional de Órgano, con el objetivo de difundir y preservar el patrimonio sonoro del instrumento.
Como parte de sus objetivos, dice, se encuentra el difundir que el órgano no es exclusivo de la música sacra. “Trato de mostrarles a mis alumnos que el instrumento se puede utilizar para tocar otros géneros, como el rock progresivo, la música electrónica e incluso soundtracks de películas”.
Oaxaca y sus órganos
Comenta que “Oaxaca es el segundo lugar de Latinoamérica con mayor concentración de órganos históricos, después de Puebla”. En dicha entidad, los instrumentos históricos tienen influencia de la tradición iberoamericana, poseen registros accesorios que permiten emular sonidos del entorno, como trinos de aves, tambores, cascabeles e incluso la voz humana.
“Algunos cuentan con sonidos que representan una comunidad; el organero fotografiaba de alguna manera los sonidos del entorno y los introducía en el instrumento”, explica.
Su participación en la Convocatoria de Creadores Escénicos abre espacios y facilita el acceso a dichos instrumentos, pues muchos se encuentran en templos religiosos. “A veces es difícil mostrarle a una persona lo que es el órgano, porque cada uno tiene sus propias características y el recinto también influye en su sonoridad”, añade.
Con pasión y compromiso, continúa su labor educativa y artística, con la convicción de que el órgano es un patrimonio vivo que merece ser preservado y redescubierto por las nuevas generaciones.