Uno de los ámbitos en los que el uso de IA ha tenido mayor impacto ha sido en los sistemas de filtrado automático ATS de candidatos (Applicant Tracking System) de los procesos de selección de personal, y en general en todo el proceso incluidas las entrevistas.
Cuando la IA comenzó a integrarse en estos procesos, se hizo pensando en que esta tecnología agilizaría el cribado y la selección de los mejores candidatos. Sin embargo, el uso de esta tecnología ha derivado en el colapso de todo el proceso: ni los seleccionados son los más adecuados, ni los descartados debían serlo. Tal y como lamenta el periodista tecnológico Tim Rogers en un artículo publicado en Slate: el sistema de contratación “está roto”.
Enviar currículum es una pérdida de tiempo. Rogers contaba que buscar trabajo ya no es solo cuestión de actualizar tu currículum y enviarlo a las empresas que buscan cubrir sus vacantes: los sistemas automáticos y la inteligencia artificial han creado un muro invisible que complica aún más conseguir una oportunidad real.
El problema es que los sistemas ATS, que en teoría debían hacer más fácil la selección de candidatos, ahora filtran y descartan cientos de currículos con reglas tan estrictas que muchos candidatos nunca llegan a ser revisados por una persona real y, por tanto, se pierde un factor que muchos CEO de grandes empresas están reclamando como prioritarios: la actitud y el compromiso.
Un sistema bloqueado por saturación. Según datos del Foro Económico Mundial, el 80% de las empresas y usa algún sistema de IA en sus procesos de reclutamiento. La consecuencia directa de esta automatización, que se da tanto por parte de los departamentos de recursos humanos como desde los propios candidatos, es la saturación de solicitudes y el efecto contrario que se esperaba obtener: los procesos de selección se están alargando cada vez más y los reclutadores no dan abasto para revisar tantos perfiles.
Según cifras del informe ‘Huntr Q2 2025’, el tiempo medio transcurrido desde el inicio de una búsqueda de empleo hasta recibir la primera oferta ha aumentado en un 22% en apenas tres meses, pasando de 56 días a los 68,5 días. Los datos indican que las principales plataformas de empleo, como LinkedIn o Indeed, concentran en torno al 80% de las candidaturas y, aun así, su tasa de respuesta ronda el 3,3%, lo que muestra que la gran mayoría de solicitudes ni siquiera logra llamar la atención de un reclutador humano.