Dar vida después de la muerte es posible. La donación de órganos consiste en extraer órganos y tejidos de una persona para trasplantarlos a alguien que los necesita.
En México, en promedio 5 personas donan por cada millón. Una de las tasas más bajas de América Latina.
“¿Qué quiere decir donación? Darle una oportunidad a partir de alguien que en vida dio un regalo de vida”, expresó Rubén Arguero Sánchez, cirujano.
Se pueden donar órganos y tejidos…. Corazón, pulmones, hígado, riñones, páncreas, intestinos, córneas, piel, huesos, tendones y vasos sanguíneos… todos pueden convertirse en un regalo de vida. Y lo mejor es que, en vida, también podemos donar, todo aquello que el cuerpo es capaz de regenerar, para seguir salvando vidas mientras aún late el nuestro.
“Hay como un mito, que si tienes entre 50 y 60 años no puedo donar, a esa edad todavía se puede rescatar órganos”, destacó Lorena Valencia Caballero, doctora en Antropología Forense.
No hay límite de edad para ser donante, la evidencia dice que en México ha habido donantes de córnea hasta los 90 años.
La ley en México es clara en relación a este tema: todos los mexicanos tienen el derecho de expresar su deseo de donar sus órganos y/o tejidos de manera verbal o por escrito, pero también de revocar su decisión en el momento que les parezca conveniente.
Lo más importante al decidir ser donante es comunicarlo a la familia. Ellos serán quienes cumplan y respeten la voluntad, convirtiéndose en la voz que mantenga la decisión de dar vida. Solo en algunos casos excepcionales, aunque exista el deseo de donar, la donación no puede realizarse por motivos legales que impiden el procedimiento.
“Si la persona muere en una situación que involucra un procedimiento legal, la persona no puede ser donadora. Por ejemplo, si la persona se suicidó, chocó, o murió en un asalto, pues no puede ser donadora porque antes se tienen que llevar a cabo procesos legales”, detalló Carlos Andrés, especialista.
Cualquier persona que desee dejar clara su voluntad de donar vida puede obtener su Tarjeta de Donación Voluntaria de Órganos y Tejidos. Solo necesita comunicarse con el Centro Nacional de Trasplantes y dar el primer paso para cambiar el destino de alguien más.
“El valor de decir: cuando yo me muera no me entierren , lo único hay que enterrar son los odios y los rencores, el resto hay que donarlo”, concluyó Rubén.