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Inundaciones en zonas poblacionales por las lluvias no es casualidad

Las inundaciones que están ocurriendo en distintos lugares de la república, no ha sido casualidad sino causalidad, debido a la deforestación que causa degradación y erosión del suelo. Al eliminar las plantas o los árboles, el suelo queda suelto y desprotegido. La lluvia o el viento pueden arrastrarlo, provocando erosión.

Con las lluvias intensas, este suelo suelto puede deslizarse, provocando deslizamientos de tierra. La erosión también elimina suelo que normalmente absorbería el agua de lluvia, por lo que fluye más agua sobre la superficie, aumentando el riesgo de inundaciones. En conjunto, esto hace que el terreno sea más vulnerable a estos peligrosos fenómenos.

En este sentido, el director comercial de CASFA, Jorge Aguilar Reyna, dio a conocer que de acuerdo a estudios realizados por diversas instituciones ambientales el 70 % de los suelos agrícolas presentan grados de degradación entre severos y muy severos en Chiapas.

Por poner un ejemplo, desde hace 8 años, en la zona Sierra se pierden alrededor de 8 toneladas de tierra por cada hectárea, lo que deja entrever el grave daño ambiental que se está propiciando por malas prácticas agrícolas y la deforestación.

La erosión y degradación del suelo eliminan la capa superior, rica en nutrientes, lo que dificulta el crecimiento de las plantas y reduce la productividad de la tierra. Con el tiempo, esta pérdida de suelo la hace menos fértil. Esto implica que los agricultores obtienen menores rendimientos y que el suelo se vuelve menos productivo con el tiempo, lo que dificulta el cultivo de suficientes alimentos y aumenta la necesidad de fertilizantes para reponer los nutrientes perdidos.

La degradación de los suelos, es el enemigo silencioso o la principal amenaza del medio ambiente y, por lo tanto, la restauración de suelos degradados es un proceso fundamental para garantizar la sostenibilidad de los ecosistemas y la seguridad alimentaria. Aplicando estrategias adecuadas, es posible recuperar la funcionalidad del suelo, mejorar su productividad y reducir el impacto ambiental de las actividades humanas.