Una piel saludable refleja buenos hábitos y un estilo de vida equilibrado. Más allá de los productos cosméticos, el secreto está en mantener una rutina diaria de cuidado. Limpiar el rostro cada mañana y noche, usar un tónico suave y aplicar una crema hidratante con protector solar son pasos básicos para mantener la piel joven y luminosa.
También es recomendable exfoliar una o dos veces por semana y usar mascarillas naturales con ingredientes como miel, avena o pepino, que nutren y suavizan. Dormir al menos ocho horas, tomar suficiente agua y evitar fumar son acciones que benefician directamente la piel. Además, una alimentación rica en antioxidantes, como los frutos rojos o el té verde, ayuda a combatir el envejecimiento prematuro desde dentro.