Llevar una alimentación equilibrada no significa hacer dietas restrictivas, sino nutrir al cuerpo con lo que realmente necesita. Las mujeres requieren vitaminas y minerales que les ayuden a mantener sus niveles de energía y prevenir deficiencias.
Se recomienda incluir frutas frescas, verduras de distintos colores, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables como el aguacate o las semillas. También es importante no saltarse comidas y mantener una correcta hidratación. Un desayuno completo y una cena ligera contribuyen al equilibrio metabólico. Evitar el exceso de azúcares y bebidas procesadas también favorece la salud intestinal y la digestión. Comer bien es una forma de amor propio y de cuidar el organismo desde dentro.