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Bill Gates no dejaría sus empresas a sus hijos

Bill Gates, lleva años apartado de la primera línea de mando de Microsoft, dedicando todo su tiempo a repartir su fortuna en forma de donaciones a proyectos sanitarios, educación y lucha contra el cambio climático. Desde su actual empleo, el fundador de Microsoft está haciendo todo lo posible por hacer realidad su principal objetivo: donar el 95% de su fortuna y que sus hijos solo hereden un pequeño porcentaje de ella.

Objetivo: gastarse su fortuna. Mucho antes de convertirse en padre y cuando su patrimonio ya empezaba a crecer a un ritmo vertiginoso, Gates dejó claro que su riqueza no iba a pasar a manos de sus hijos. En una entrevista concedida a la revista Playboy en 1994, Gates explicaba que en sus planes ya había una meta filantrópica a largo plazo, y era consciente de que donar buena parte de su fortuna no iba a ser una tarea sencilla.

Al preguntarle por el montante de su fortuna, Gates respondió: “Es una cifra ridícula. Pero recuerda, el 95% lo voy a regalar. No le digas a la gente que me escriba cartas. Lo estoy guardando para cuando tenga 50 años. Es mucho para regalar y va a llevar tiempo”. La convicción de Gates sorprendió desde el principio por la firmeza con la que renunciaba a construir una dinastía multimillonaria. Consideraba que el dinero no era la clave de una vida feliz ni el objetivo final de su carrera. Por eso, decidió temprano que sus herederos, aunque tendrían una vida acomodada, no heredarían prácticamente nada de su fortuna.

El dinero te confunde. Gates ha repetido el mismo mantra sobre donar la mayor parte de su fortuna en otras muchas entrevistas y medios a lo largo de los años. Para el fundador de Microsoft, dejar una suma millonaria a los hijos, en lugar de ayudarles, podía “no hacerles ningún favor” y “confundirles”, haciendo que pierdan la perspectiva de lo que implica trabajar y esforzarse para labrarse su propia fortuna.

Según contaba Gates en aquella entrevista, tener una fortuna estimada de 106.100 millones “te aleja de las experiencias normales de una forma que probablemente te debilite. Así que controlo ese tipo de cosas intencionalmente. Es una de esas cosas de la disciplina. Si mi disciplina fallara, también me confundiría. Así que intento evitarlo”.

Una posición acomodada. Aunque el primer vástago de los Gates todavía tardaría un par de años de años más en nacer cuando su padre concedió esa entrevista, el millonario ya tenía claro que a ninguno de sus hijos le iba a faltar de nada. “No creo en cargar a mis hijos con eso. Ya tendrán suficiente. Estarán cómodos”, señaló el millonario, subrayando que el incluso el 1% de su fortuna ya es una cantidad notable de dinero.