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Envejecer en comunidad ya es posible en México

La vejez no debe significar tristeza, enfermedad ni soledad. Cada vez más personas buscan transitar esta etapa de vida en comunidad, acompañadas y activas.

Hace algunos años, Dinamarca enfrentó un gran desafío: las parejas comenzaron a tener pocos o ningún hijo, lo que llevó a que muchas personas envejecieran solas. Ante esta realidad, surgió el concepto de Cohousing, una iniciativa que propone que los adultos mayores que deseen envejecer acompañados se reúnan para vivir juntos y formar comunidades colaborativas.

Este modelo, que hoy se expande por el mundo, establece lineamientos sobre cómo organizar la convivencia, el diseño de los espacios y las reglas internas de estas viviendas compartidas.

“En la Universidad Complutense de Madrid se estudiaron las ventajas de estas viviendas colaborativas. Una de las conclusiones es que ha retrasado 10 años la edad biológica de las personas; es decir, si tengo 60 años, mi cuerpo es el de alguien de 50, según el metabolismo interno. Ello se debe, en gran parte, a que la gente vive contenta”, expresó Margarita Mass, investigadora de la UNAM.

En México, la vejez se ha convertido en un tema urgente. El país envejece: hoy, casi 18 millones de personas superan los 60 años, y para 2050 esa cifra podría duplicarse, rebasando los 33 millones, de acuerdo con proyecciones del INEGI.

Frente a este panorama, el país no se ha quedado atrás. Desde hace 16 años, México cuenta con viviendas colaborativas, un modelo que continúa evolucionando y adaptándose con el tiempo.

Uno de los ejemplos más representativos es La Guancha, ubicada en Malinalco, Estado de México. Se trata de una vivienda colectiva innovadora, construida con materiales ecológicos: muros de arcilla, paja y baba de nopal, castillos de madera y techos de bambú y teja, respetando el entorno natural.

“Es un modelo aplicable a cualquier clase social, porque si el grupo se organiza, ellos deciden todo”, agregó Mass.

El complejo está habitado por parejas de amigos que, desde antes de envejecer, planearon su retiro. Ellos mismos eligieron el terreno, diseñaron las casas y establecieron sus actividades cotidianas.

“No queríamos ser carga para los hijos; nuestros hijos están en plena etapa productiva”, comentó Cristina Palacios, residente de Cohousing La Guancha.

Actualmente, La Guancha y otros 17 proyectos comunitarios en el país son asesorados por especialistas de la UNAM.
La Máxima Casa de Estudios ofrece el Seminario Cohousing, impartido dos veces al año por arquitectos, psicólogos, abogados, nutriólogos y comunicólogos. En él se brinda información práctica sobre cómo formar grupos, elegir terrenos, y atender los aspectos legales, administrativos y constructivos necesarios para crear estas comunidades.

Porque envejecer no tiene que ser sinónimo de soledad. Envejecer puede —y debe— sonar a vida, comunidad y acompañamiento.