En apenas seis meses, la vida de Albert Rafael Cruz cambió radicalmente. A sus 37 años, pasó de ser un hombre trabajador y alegre, dedicado a la venta de autos, a enfrentar una batalla contra un cáncer de piel agresivo que avanza sin tregua.
El diagnóstico llegó tarde y el tratamiento a través del sistema público ha resultado insuficiente y lento, lo que obligó a su familia a recurrir a la quimioterapia privada, que no alcanza al presupuesto familiar.
La situación económica de la familia es delicada. Su madre, quien cuida de Albert a tiempo completo, al igual su familia viven con angustia, no sólo por la salud de Albert, sino por la imposibilidad de continuar con el tratamiento.
Hacen un llamado urgente a la comunidad para obtener apoyo económico y en especie, como gasas, medicamentos o parches. Cada ayuda cuenta, especialmente cuando la próxima cita médica oficial está programada hasta noviembre, tiempo que el cáncer no espera. La esperanza sigue viva, pero necesita respaldo.
