En el primer cuadro de la ciudad, late el corazón de Casa Valientes, un espacio que se escapa del molde de cualquier punto comercial. Aquí, los pasillos están cargados de historias de superación, manos que curan con arte, sabores que abrazan y sonrisas que hablan de lucha y esperanza.
Este proyecto comunitario, más que un lugar de venta, es un refugio emocional, espiritual y económico donde mujeres, muchas de ellas madres solteras o sobrevivientes de situaciones adversas.
Entre aromas de café artesanal de Jaltenango, pan de Coita y miel de flor silvestre, se encuentran desde tiendas de diseño y regalos hasta productos hechos con yeso, velas, bordados, tostadas de nopal y dulces derivados del café.
Casa Valiente no es sólo un punto de venta: es una comunidad donde cada producto tiene alma y cada historia, un nuevo comienzo. Pueden visitarlas en la segunda norte entre sexta y séptima poniente,
