En los últimos dos años de conflicto en Gaza, más de 240 periodistas han perdido la vida mientras cubrían la violencia. La combinación de bombardeos, enfrentamientos y ataques selectivos ha convertido la región en uno de los lugares más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo, dejando un vacío crítico en la cobertura de la guerra.
Los profesionales de la información, incluidos reporteros, camarógrafos y fotógrafos, han sido víctimas directas incluso cuando portaban chalecos o insignias que los identificaban claramente como prensa. Muchos fallecen en el cumplimiento de su labor, y otros desaparecen entre los escombros, mostrando los riesgos extremos de documentar el conflicto en tiempo real.
La muerte de estos periodistas no solo representa tragedia humana, sino también una amenaza para la transparencia y la información veraz. Silenciar a quienes informan permite que las historias se pierdan y que el mundo reciba una visión parcial de lo que sucede en Gaza.