El barrio de San Miguel ya se alista para celebrar a su santo patrono. Como cada año, la comunidad se prepara para rendir honor a San Miguel Arcángel, el príncipe de la milicia celestial que, según la tradición, derrotó a Lucifer y a los ángeles rebeldes.
Desde temprano, la Honda de San Miguel se llena de puestos, juegos mecánicos y música en honor al santo. Entre los comerciantes destaca Alicia Horta, una vecina reconocida por su entusiasmo en mantener viva la tradición.
Los pobladores recuerdan cómo hace décadas el bulevar Torres Landa se cerraba por completo para albergar la fiesta, con escenarios musicales y puestos ambulantes que daban vida a la celebración.
Aunque con el tiempo la festividad fue perdiendo fuerza, principalmente por los conflictos entre pandillas que generaron violencia en ediciones anteriores, el espíritu del barrio sigue firme.
Vecinos como Miguel Ríos recuerdan cómo la violencia los alejó de la celebración por años, pero hoy buscan retomar la tradición en familia, aunque con mayor precaución.
Uno de los momentos más esperados es la quema del castillo de fuegos pirotécnicos, que cada año atrae a cientos de personas al templo de San Miguel.
La fiesta patronal se ha convertido en un símbolo de identidad, mezcla de fe y convivencia, que une a vecinos y visitantes en torno a una tradición centenaria.