En el marco de la celebración por los 20 años de la Banda Filarmónica de la Casa de la Cultura Oaxaqueña (CCO), integrantes de la agrupación compartieron su experiencia de formar parte de un proyecto que, más allá de la música, se ha convertido en una escuela de vida y en un espacio que preserva el legado sonoro de Oaxaca.
Las y los músicos resaltaron que pertenecer a la banda les ha brindado no solo herramientas técnicas y conocimientos musicales, sino también valores como la disciplina, el trabajo en equipo y el compromiso con su comunidad. “Aquí aprendemos a tocar, pero también aprendemos a convivir, a respetar y a valorar nuestras raíces”, expresó uno de los jóvenes integrantes.
Otros músicos coincidieron en que la agrupación representa una oportunidad única de crecimiento personal y artístico, pues les ha permitido acercarse a escenarios importantes y compartir la riqueza del repertorio oaxaqueño con públicos diversos.
“Para mí, ser parte de la banda es un orgullo porque no solo interpreto música, sino que también estoy ayudando a mantener vivas nuestras tradiciones”, comentó otra integrante, subrayando el papel que la CCO ha tenido en la transmisión de la herencia cultural del estado.
El testimonio de sus integrantes confirma que la Banda Filarmónica de la CCO ha sido, durante dos décadas, un semillero de talentos que hoy contribuyen al fortalecimiento de la identidad musical de Oaxaca, proyectando sus sonidos a nuevas generaciones y a escenarios cada vez más amplios.