19 de septiembre de 1985, 7:15 de la mañana, la vida en la ciudad de México transcurría normal, el trafico en la gran urbe inundaba las calles y los niños se preparaban para ir a la escuela al igual que los adultos para el trabajo, sin imaginar que tan solo 4 minutos después nada volvería a ser igual.
Un movimiento telúrico se registró a tan solo 15 kilómetros de profundidad en las costas de Michoacán, cerca de las 7 con 17 y 2 minutos más tarde, la devastación habría comenzado en la capital, con un sismo de 8.1 grados en la escala Richter, desde ese momento, la ciudad de México, nunca volvió a ser la misma, un aproximado de entre 3 a 10 mil personas fallecidas, más de 800 edificios derrumbados y miles de personas damnificadas al igual que daños incalculables, de los cuales, la antigua Tenochtitlán nunca volvió a recuperarse.
Pero así como dejó dolor, sufrimiento y nostalgia, también dejó grandez enseñanzas, como la cultura de la prevención y el nacimiento de los hoy conocidos topos y otros cuerpos de rescatistas. El tiempo pasó, la herida comenzó a cerrar y cada vez dolía menos, pero como si de una jugarreta de la vida se tratara, 32 años después y tras los respectivos homenajes a los caídos en el 85 y el simulacro que comenzó a implementarse para educar a las nuevas generaciones a prevenirse, lo inimaginable pasó, un nuevo sismo volvió a dejar una estela de dolor. El 19 de septiembre de 2017, a las 13 horas con 14 minutos, un terremoto de 7.1 grados en la Escala Richter, azotó a ciudad de México, puebla y guerrero, con un saldo total de 369 muertos y 11 mil 495 damnificados.
Reavivando el dolor del 85, pero demostrando de nueva cuenta que los mexicanos pueden ser los más unidos, chingones y solidarios cuando es necesario.
Jóvenes, adultos y niños, se sumaron a las labores de rescate, en esta ocasión la escena más dolorosa fue el colegio Enrique Rebsamen, en el que fallecieron 19 infantes y 7 docentes, volviéndose el símbolo de la esperanza, pues hasta el último momento, se hizo todo lo posible por rescatarlos con vida.
La ayuda llegó no solo de todo el país, sino de casi todo el mundo, los tiempos cambian, pero los buenos corazones permanecen, por lo que las buenas acciones fueron mucho más que las malas.
Hoy, a 37 años del día que cambió a México y a 5, de reafirmar la unión, nuevamente la madre tierra hizo de las suyas, pues un sismo de 7.4 grados, según los preliminares, con epicentro en las costas de Michoacán, reavivó esa herida, dejando tan solo a un fallecido y daños muy leves en infraestructura, pero también demostró que hoy estamos preparados para cualquier otra adversidad que nos toque enfrentar y que de nuevo, saldrán héroes anónimos que tenderán la mano a quien lo necesite, por algo dicen que: “la mayor de las fuerzas no está en los números, sino en la unidad