El Istmo de Tehuantepec, vivió su tradicional Domingo de Ramos, tal como se realiza año con año, con una tradición muy única en el lugar, pobladoras y pobladores acudieron a los panteones para llevar a cabo convivencias en la tumbas de sus fieles difuntos.
Durante todo el domingo, familias enteras y amigos se reúnen en las tumbas de sus familiares, esto como parte de una tradición que va relacionada al inicio del año nuevo zapoteco.
De acuerdo a lo que se ha investigado con el paso del tiempo, especialistas detallaron que el inicio del año nuevo sucede también en marzo, según el calendario antiguo, por eso coincidía con la Cuaresma cristiana.
Con el transcurso de los años y la existencia de diversos procesos de sincretismo religioso, en donde confluyen y se amalgaman ritos de la gentilidad zapoteca y mitos de la religión católica, esta tradición tan representativa de la Semana Santa se fue reforzando.
De esta manera, recorrer el panteón de Juchitán durante Domingo de Ramos, se convierte en una experiencia donde se admira un mosaico cultural teñido con diferentes olores, llantos, humos, rezos e innovaciones.