Diferentes estudios a lo largo de la historia han determinado que los colores que ves, utilizas para vestirte o para decorar tu casa, pueden influir de manera significativa en las emociones y en el estado mental.
Primero debemos saber que el naranja un color secundario, producto de la mezcla del rojo y amarillo. Sin duda es un color alegre, y por lo regular esa elegido por las personas más extrovertidas.
El color naranja aporta espíritu de independencia y confianza en uno mismo, es el color de la energía constructiva y de la creatividad. Publicitariamente hablando, estudios indican que genera ganas de comer, e incluso es asociado con el sabor dulce.
Ojo con esto: también transmite seguridad, fuerza, y estimula el deseo. Está presente en la naturaleza, en las hojas del otoño, en las naranjas, mandarinas y otras muchas frutas y verduras, como la calabaza.
Queda claro que es un color llamativo con muy poca discreción, y les gusta a las personas amigables, activas, atrevidas, rebeldes y originales. Pero no todo es positivo, también genera sensación de rechazo en algunas personas por ser un color caprichoso y poco convencional.