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México en 7º. lugar mundial en prevalencia de diabetes, con más de 14 millones de casos

En el marco del Día Mundial de la Diabetes, la Universidad Autónoma de Yucatán, a través de la Facultad de Medicina, llevó a cabo la conferencia magistral “El desafío epidemiológico y sanitario de la diabetes y otras enfermedades cardiometabólicas”, impartida por el especialista Dr. Miguel Ángel Díaz Aguilera, Director del Programa de Salud en Adulto y en las Personas Mayores del Cenaprece, quien ofreció un panorama contundente sobre el crecimiento de esta enfermedad y sus graves consecuencias para la salud pública.

Desde el inicio de su intervención, el Dr. Díaz Aguilera del Centro Nacional de Prevención y Control de Enfermedades (Cenaprece), llamó a la reflexión, ya que aseguró que la diabetes no es una enfermedad aislada ni silenciosa; es un problema global que avanza con rapidez.
Tan solo en 2023, las enfermedades no transmisibles —incluyendo diabetes, obesidad, hipertensión y padecimientos cardiovasculares— provocaron 41 millones de muertes en el mundo, es decir, siete de cada diez fallecimientos.

“El Día Mundial de la Diabetes no es solo una fecha en el calendario; es una oportunidad para transmitir mensajes claros sobre la detección temprana y la importancia de evitar complicaciones”, subrayó.

El especialista explicó que la diabetes debe comprenderse como una condición que afecta a múltiples órganos y sistemas. Más allá del control de glucosa, las personas con diabetes tienen entre dos y cuatro veces más riesgo de sufrir infartos, accidentes cerebrovasculares y daño arterial, lo que la convierte también en una enfermedad cardiovascular.

“La diabetes es también una enfermedad del corazón. Sus efectos sobre los vasos sanguíneos pueden iniciar incluso en etapas muy tempranas”, advirtió.

Durante la conferencia, el Dr. Díaz Aguilera presentó cifras que preocupan: México ocupa el séptimo lugar mundial en prevalencia de diabetes, afectando a más de 14 millones de personas, y solo uno de cada tres pacientes diagnosticados mantiene un control adecuado de la enfermedad.

Esto, señaló, coloca al país frente a un desafío urgente que requiere acciones coordinadas, atención médica oportuna y políticas de prevención más sólidas.
El especialista hizo énfasis en que la prevención debe asumirse como una prioridad, no como una sugerencia. Alimentación equilibrada, actividad física regular, control del peso y evitar hábitos nocivos son medidas esenciales para disminuir riesgos.

“La prevención cardiovascular no es opcional. Es la estrategia que salva vidas y evita discapacidad”, afirmó.
Finalmente, llamó a la población a adoptar un rol activo en su autocuidado y a mantener un seguimiento médico continuo, recordando que las complicaciones asociadas —como enfermedad renal, neuropatías, amputaciones o eventos cardiacos mayores— pueden prevenirse con un manejo adecuado.