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Semana Santa: el misterio detrás de su fecha cambiante

Siempre cambia: unas veces cae en marzo y otras en abril. La fecha de Semana Santa, que conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesús, varía cada año porque se basa en el calendario lunar, no en el calendario solar de 365 días que usamos habitualmente.

“Precisamente los calendarios lunares, están asociados con la observación de las fases de la luna y asociados con la época del año solar”, informó Daniel Flores, Instituto de Astronomía, UNAM.

Vincular fechas importantes con las fases de la luna no es exclusivo del cristianismo. Celebraciones como el Año Nuevo chino y el Ramadán también se rigen por los ciclos lunares.

“La luna, la señora de los cielos, que se ve tanto en el día como en la noche. La comprensión del movimiento de la luna nos lleva a establecer estos ritmos del calendario religioso”, agregó Daniel Flores, Instituto de Astronomía, UNAM.

A veces puede parecer complicado saber por cuenta propia en qué fecha va caer la próxima Semana Santa. Pero identificarla sin necesidad de consultarla es más fácil de lo que muchos creen: Se tiene que ubicar el equinoccio de primavera, buscar la siguiente luna llena, de ahí el próximo domingo es la pascua de resurrección.

Aunque parezca increíble, todo nos conecta con la Luna. La vida misma está mucho más ligada a sus ciclos de lo que imaginamos.
La Luna marca el momento ideal para sembrar y cosechar, para cortar un árbol o incluso para navegar el mar. Sus fases han guiado al ser humano desde tiempos ancestrales.

“Los que se dedican a la pesca y a los cortes de los árboles están íntimamente relacionados con la observación de las fases de la luna. Digamos los ciclos menstruales son una consecuencia de los ciclos de la luna, tanto en animales como en los humanos; también la evolución de los signos dentro de las plantas, también están asociados a la luna”, subrayó Daniel Flores, Instituto de Astronomía, UNAM.

Aunque en algún momento decidimos guiarnos por el calendario solar, hay algo que nos ha unido en todas las culturas y en todas las épocas: la Luna, que brilla y marca el ritmo de la vida, sin importar en qué parte del mundo estemos.