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Familiares de Favio piden apoyo a la ciudadanía para su localización.

En medio de la rutina cotidiana, el 24 de mayo se convirtió en una fecha marcada por la incertidumbre para una familia originaria del municipio de Jiquipilas. Ese día, Favio Calimayor Ocaña, un hombre de 32 años, fue visto por última vez en Tuxtla Gutiérrez, adonde acudió presuntamente para realizar un pago relacionado con la venta de perfumes. Desde entonces, no ha habido noticias sobre su paradero.

Fabricio, identificado por un tatuaje en el cuello y otro en el brazo con los apellidos Calimayor Muñoz, vestía una camiseta deportiva verde con blanco y el número 13, además de un short a cuadros. Separado de su esposa pero presente en la vida de sus hijos, había llegado a la capital chiapaneca a la espera de una oportunidad laboral.

Su desaparición ha encendido las alarmas entre sus seres queridos, quienes han extendido la búsqueda a amigos y familiares, sin obtener pistas ni recibir llamadas que den indicios de su paradero o de alguna posible extorsión.

El caso de Fabricio se suma a una creciente cifra de personas desaparecidas en Chiapas. De acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas, hasta mayo de 2025, más de 1,250 personas continúan sin ser localizadas en el estado, reflejando una crisis silenciosa que golpea a cientos de familias. En un contexto tan adverso, la respuesta de la sociedad puede marcar la diferencia entre el silencio y la justicia.