El cáncer de ovario representa una de las neoplasias ginecológicas más agresivas que generalmente se diagnostica en etapas avanzadas ante falta de síntomas específicos, como hinchazón o inflamación abdominal, sensación de llenarse rápidamente al comer, dolor abdominal o pélvico, estreñimiento, necesidad frecuente de orinar, fatiga y pérdida de peso inexplicable.
La especialista certificada por el Consejo de Ginecología y Obstetricia (Comego), Cintia Mejía, apuntó que al año se diagnostican alrededor 5 mil nuevos casos con esta neoplasia, que se ha convertido en la segunda causa de mortalidad por cáncer ginecológico en México y a nivel mundial.
Por lo regular, los tratamientos oncológicos causan efectos secundarios, pero gracias a los avances en la oncología y en la medicina reproductiva se han abierto nuevas oportunidades para que mujeres jóvenes puedan mantener la oportunidad de ser madres tras finalizar su tratamiento oncológico.
Ante un diagnóstico como el cáncer de ovario, la paciente debe recibir atención por parte de un equipo multidisciplinario que incluya oncólogos, ginecólogos especializados y médicos en reproducción asistida, lo cual permite planificar alternativas terapéuticas que no comprometan sus deseos reproductivos futuros.
La también directora del programa de Ovodonación y Preservación de la Fertilidad de UR Crea Medicina Reproductiva explicó que México ya cuenta con clínicas que ofrecen a las pacientes oncológicas la posibilidad de criopreservar óvulos, embriones o tejido ovárico antes de iniciar tratamientos como la quimioterapia o radioterapia, que pueden afectar de forma irreversible la reserva ovárica, que son técnicas seguras y cada vez más accesibles.