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Los nórdicos están regresando al odinismo

En un bosque a las afueras de Estocolmo, al caer la tarde, una docena de personas alzan cuernos de hidromiel hacia el cielo mientras una sacerdotisa invoca a Thor. No hay pieles ni cascos con cuernos —eso es invención hollywoodense—. Aquí hay madres de familia, oficinistas con camisas azul claro, jóvenes vestidos de negro, jubilados, tatuajes con runas y galletas con forma de martillo del dios del trueno.

La escena, descrita en un crónica de The Guardian, no pertenece a ninguna recreación histórica, sino a un ritual real: un blót, la ceremonia pagana que se celebraba en Escandinavia hace más de mil años y que, contra todo pronóstico, ha regresado con fuerza. “En los países más seculares del planeta, los antiguos dioses están volviendo”, escribe Siri Christiansen en su artículo. Y no exagera. En Suecia, Islandia, Dinamarca, Noruega y Finlandia, miles de personas se identifican hoy con las religiones precristianas del norte.

No se trata de un hobby ni de una moda pasajera: son religiones oficialmente registradas, con sacerdotes, templos, rituales de paso, cementerios propios y una comunidad en expansión. ¿Por qué, en la sociedad más modernizada del mundo, renace un culto milenario? La respuesta es más compleja, pero tiene un sorprendente sentido de normalidad.

Una fe antigua para tiempos inestables. Los países nórdicos encabezan todas las listas de secularización del mundo. En Suecia, apenas un 10% de la población acude a iglesias cristianas con regularidad. En Islandia el 40% de los jóvenes cree que Dios no existe. Y, sin embargo, en paralelo, crecen religiones que se creían enterradas desde el siglo XI.

En Suecia, dos organizaciones reconocidas por el Estado —Nordic Asa-Community (NAC) y Forn Sed Sweden— reúnen alrededor de 2.700 miembros registrados, aunque sus redes superan los 16.000 seguidores. Tienen veinte subdivisiones locales, celebran blóts estacionales y atraen hasta 300 personas en sus encuentros nacionales. De hecho, este año han logrado que el Gobierno apruebe el primer cementerio pagano en más de mil años, en la localidad de Molkom, con cincuenta solicitudes de entierro ya tramitadas. También están recaudando fondos para levantar un templo en Gamla Uppsala, la antigua capital religiosa de los vikingos.