A tan solo dos semanas de asumir nuevamente la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump generó controversia al anunciar su intención de renombrar el Golfo de México como el “Golfo de América”. La propuesta llega acompañada de la promesa de impulsar nuevos proyectos de explotación petrolera en la región, destacando que, según él, Estados Unidos realiza “la mayor parte del trabajo en el golfo”.
El anuncio ha desatado reacciones encontradas tanto a nivel interno como internacional, pues en Estados Unidos el término “América” se utiliza comúnmente para referirse exclusivamente al país, excluyendo al resto del continente. Esta decisión, según Trump, es “apropiada” ya que el golfo incluye territorio estadounidense.
En respaldo a la iniciativa, la congresista republicana Marjorie Taylor aseguró que presentará un proyecto de ley en el Congreso lo más pronto posible para oficializar el cambio de nombre. El congresista destacó que la propuesta representa una reafirmación de la soberanía y liderazgo estadounidense en la región.
La polémica no termina con el Golfo de México, ya que recientemente Trump también reiteró su exigencia de que el Canal de Panamá sea devuelto a Estados Unidos, avivando tensiones políticas con América Latina. Ambas propuestas han generado preocupación entre analistas internacionales, quienes advierten sobre posibles repercusiones diplomáticas y comerciales.
Siendo así que el anuncio marca el inicio de una administración que, al parecer, estará centrada en reforzar la política de “América Primero” que caracterizó su primer mandato, con un enfoque que podría alterar el equilibrio político y económico en la región.