Decidir rápido no significa decidir mal. De hecho, cuando pasas demasiado tiempo pensando si sí o si no, tu cerebro entra en “fatiga de decisión”, un estado donde cada opción parece pesada y todo se complica. Tomar una decisión rápida en cosas pequeñas qué ropa usar, qué comer, qué ruta elegir libera energía mental para lo que sí importa.
Los expertos recomiendan elegir en menos de 30 segundos cuando las opciones son equivalentes. Y si luego hay que ajustar, se ajusta. El avance constante siempre supera a la indecisión eterna.
– Por Paco Corral
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