A menudo se dice que aprender es más fácil cuando se es joven, pero la ciencia demuestra que el cerebro adulto también tiene una increíble capacidad de adaptación. Este fenómeno se conoce como neuroplasticidad, y permite que sigamos desarrollando nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida.
Aprender un idioma, tocar un instrumento o incluso tomar clases de algo que siempre te llamó la atención activa regiones cerebrales vinculadas con la memoria, la concentración y la toma de decisiones. Según la Harvard Health Publishing, las personas que continúan aprendiendo después de los 25 años presentan una mayor satisfacción personal y un riesgo menor de deterioro cognitivo en la vejez.
Además, adquirir una nueva habilidad impulsa la confianza y rompe con la monotonía diaria. Es una forma de recordarte que siempre puedes reinventarte, sin importar la edad ni la etapa en la que estés.
Por Paco Corral
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