Decir “sí” por compromiso, miedo o costumbre puede agotar tu tiempo, energía y bienestar emocional. Aprender a decir “no” no te hace egoísta, te hace responsable contigo. Y aunque puede ser incómodo al principio, es una habilidad que puede transformar tu forma de vivir.
Cada vez que aceptas algo que no quieres hacer, le estás diciendo que “no” a algo que sí es importante para ti: descanso, proyectos personales, tiempo con tu familia. Por eso, establecer límites claros es esencial. Puedes empezar con frases simples como “Ahora no me es posible”, “Gracias por pensar en mí, pero paso esta vez” o “Prefiero no comprometerme si no puedo hacerlo bien”.
Decir “no” con respeto no rompe relaciones, las fortalece. Te da espacio para actuar desde tu autenticidad y evita que te llenes de resentimiento o sobrecarga. Y cuando aprendes a cuidarte así, también inspiras a otros a hacer lo mismo.
– Paco Corral
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