La ropa blanca es un básico indispensable en cualquier guardarropa, pero también es una de las más complicadas de conservar en perfecto estado. Con el paso del tiempo, es común que camisetas, toallas o sábanas adquieran un tono amarillento que no solo afecta su apariencia, sino que también transmite una sensación de suciedad, incluso cuando están limpias.
Aunque este problema es frecuente, existe una solución sencilla, económica y efectiva que puede ayudarte a mantener tus prendas impecables por más tiempo. Antes, es importante entender por qué ocurre este cambio de color: el sudor, los residuos de detergente, el uso de agua caliente o el propio paso del tiempo son factores que pueden acelerar el amarillamiento de las fibras.
El método casero más efectivo: bicarbonato y vinagre blanco
Entre los trucos más recomendados para preservar el blanco original de la ropa destaca una mezcla natural de bicarbonato de sodio y vinagre blanco. Ambos ingredientes poseen propiedades limpiadoras, blanqueadoras y desodorizantes capaces de eliminar residuos sin maltratar los tejidos.
Así se utiliza este método:
1. Coloca la ropa blanca en la lavadora como lo haces habitualmente.
2. Agrega ½ taza de bicarbonato de sodio directamente sobre las prendas; este actuará como limpiador profundo y neutralizador de olores.
3. En el compartimento del suavizante, vierte ½ taza de vinagre blanco. No te preocupes por el olor, desaparece por completo una vez que la ropa se seca.
4. Selecciona un ciclo de lavado con agua fría o tibia.
5. Tiende las prendas a la sombra, ya que el sol puede provocar el efecto contrario y acentuar el tono amarillento.
