Anualmente, entre el 24 de octubre y el 11 de noviembre, se celebra el Día Mundial del Origami, en homenaje a una expresión artística basada en la práctica del plegado de papel, para crear diversas figuras. Se estableció esta fecha debido a que el 24 de octubre es el aniversario del nacimiento de Lillian Oppenheimer (1898-1992), quien fundó el primer grupo de Origami en Estados Unidos.
Lillian Oppenheimer fue una de las fundadoras de la Sociedad Británica de Origami y OrigamiUSA, fascinada con la magia que se encontraba en un papel y quería compartirla con el mundo.
Este arte del plegado de papel se originó en China, aproximadamente en el siglo I o II d. C, integrándose en la tradición japonesa en el s. VI. Durante el periodo Heian (794 a 1185) personas de posición económica acomodada utilizaba el origami en las ceremonias de la nobleza. Entre 1338 y 1573 del periodo Muromachi el papel se volvió accesible para todos los estratos sociales, en donde el estilo de origami se utilizaba para distinguir un estrato social de otro.
Se conmemora el origami, por considerar a esta forma de arte milenaria como una actividad pacífica que une a las personas, fomentando la amistad, la concentración y el desarrollo de la creatividad.
El origami se introdujo en Occidente con los últimos comerciantes que hacían la Ruta de la Seda a Oriente, cuando Marco Polo trajo el papel en el siglo XIII.
En países hispanohablantes, como España y América del Sur, el escritor español Miguel de Unamuno introdujo el origami en la década de 1930. Fue considerado como el padre de la papiroflexia hispanoamericana.
En la actualidad Akira Yoshizawa (1911-2005) ha sido catalogado como el iniciador de una nueva era del mundo del origami, introduciendo una simbología con figuras nuevas elaboradas con modelos en tres dimensiones, así como el plegado en húmedo.
El origami o papiroflexia es un arte practicado por muchos adultos porque, entre otras cosas, reduce el estrés. Pero también pueden practicarlo los niños. De hecho, en el siglo XIX fue introducido a la educación escolar japonesa por Friedrich Fröbel con la finalidad de enseñar las figuras geométricas. Posteriormente, se introdujo el papel de colores porque resulta mucho más atractivo para los alumnos.
Beneficios del programa en las infancias:
1. Facilita la concentración y la atención
Los origamis facilitan la concentración y la atención al tener que estar pendiente de los procesos que formarán la figura. Además, es una práctica que requiere exactitud, no vale con aproximarse a las formas porque, de ser así, el resultado no será positivo. El esfuerzo por conseguir un buen resultado será otro de los aspectos que trabajaremos a través del origami para niños.
2. Mayor destreza manual
Potenciamos, además, la destreza manual al manipular el papel de una manera tan precisa, pasando de lo abstracto a lo real.
3. Activa la memoria
El origami para niños o adultos activa la memoria: si el niño realiza figuras fáciles, es muy posible que recuerde los pasos que ha tenido que seguir y pueda realizarlas, posteriormente, de memoria.
4. Refuerza paciencia y constancia
El arte de la papiroflexia requiere de tiempo y observación. Por sus características es, además, un ejercicio relajante que alejará a los niños de pensamientos estresantes y les sumergirá en un momento de esparcimiento sano.
5. Potencia la imaginación y expresión artística
Si algo sabemos es que los niños son creativos por naturaleza, entonces ¿por qué poner límites a su imaginación? Una vez han aprendido la técnica del origami podemos animarlos a crear sus propios diseños. ¡Seguro que os sorprenden!
6. Fomenta el aprendizaje geométrico y espacial
Los niños aprenden a situarse: «dobla el papel por arriba, ahora haz un pliegue por abajo. Y, por supuesto, trabajamos la inteligencia lógico-matemática.
7. Contribuye a mejor autoestima
Las figuras de origami son muy atractivas para el juego y si, además, las han creado ellos, ¡van a disfrutarlas el doble!
Como veis, se trata de una actividad ideal para realizar en familia durante las fiestas o en fin de semana. Lo importante es permitirles a ellos el tiempo necesario para crear su diseño y que se sientan, de esta manera, satisfechos de su creación. Aunque, sin duda, más que crear una figura de papel, lo que van a valorar es pasar tiempo con sus padres.
