El lugar donde estás tiene un impacto directo en cómo te sientes. Colores, luz, ruido, olores… todo influye en tu nivel de energía, concentración y emociones. Según la Environmental Psychology, espacios con buena iluminación natural, colores suaves y orden pueden reducir los niveles de estrés y aumentar la productividad.
Incluso pequeños cambios como ordenar tu escritorio, añadir una planta o abrir una ventana pueden mejorar tu enfoque y bienestar. En cambio, el desorden o la sobrecarga visual generan lo que los psicólogos llaman “carga cognitiva”, que interfiere con tu capacidad de procesar y tomar decisiones.
Tu entorno no es un simple fondo: es un personaje activo en tu día a día. Hacerlo más agradable no es un lujo, es parte del cuidado mental y emocional.
– Paco Corral
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