Tener plantas no solo embellece el hogar, también tiene un impacto directo en tu bienestar físico y emocional. Estudios del Journal of Physiological Anthropology indican que cuidar de plantas reduce los niveles de estrés, disminuye la presión arterial y mejora la concentración. Además, su presencia regula la humedad del aire y ayuda a filtrar contaminantes, lo que mejora la calidad del ambiente interior.
Pero más allá de lo físico, las plantas aportan una sensación de propósito. Observar su crecimiento y cuidarlas diariamente genera una rutina calmante y refuerza la paciencia. Incluso se ha demostrado que tener plantas en espacios de trabajo puede aumentar la productividad hasta en un 15%. Si no sabes por dónde empezar, las suculentas, los potos o las sansevierias son ideales para principiantes.
Cultivar vida dentro de casa también significa cultivar tranquilidad. Un pequeño jardín interior puede ser el recordatorio perfecto de que el bienestar florece con constancia.
Por Paco Corral
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