La alimentación intuitiva está ganando terreno como una alternativa al enfoque restrictivo de las dietas. Este método se centra en reconectar con las señales naturales de hambre y saciedad de tu cuerpo, promoviendo una relación más saludable con la comida.
Un estudio de la Universidad de Cornell encontró que quienes practican alimentación intuitiva tienden a mantener un peso saludable a largo plazo sin necesidad de contar calorías. La clave está en aprender a distinguir entre hambre física y emocional. Por ejemplo, el hambre física surge gradualmente y puede satisfacerse con cualquier tipo de alimento, mientras que el emocional a menudo se enfoca en comidas específicas como dulces o comida rápida.
Para empezar, elimina las etiquetas de “alimentos buenos o malos” y presta atención a cómo te sientes después de comer ciertos alimentos. También es útil practicar mindfulness durante las comidas, evitando distracciones como el teléfono o la televisión.
Este enfoque no solo mejora la relación con la comida, sino que también reduce el estrés relacionado con la alimentación. Es un recordatorio de que comer debe ser una experiencia placentera, no una fuente de culpa.
– Paco Corral
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