En un rincón de Guanajuato, la historia de Ana Silvia Lara Martínez, madre de un niño con autismo, pone de manifiesto el poder transformador de la empatía y el apoyo colectivo. La familia encontró un refugio y un espacio de aprendizaje en la Red de Apoyo para Padres con Niños con Autismo, una iniciativa de la Unidad de Servicio de Apoyo a la Educación Regular (USAER) Carl Rogers, que opera en el Jardín de Niños Paulo Freire.
Silvia recuerda los miedos con los que llegó al preescolar junto a su hijo, temiendo no encontrar el apoyo necesario. Sin embargo, su experiencia dio un giro inesperado al integrarse a esta red, donde recibió no solo herramientas educativas, sino también una comunidad que los abrazó con comprensión. Esta red les mostró a ella y a su esposo cómo aceptar y valorar a su hijo tal y como es, además de brindarles un espacio para compartir experiencias con otros padres.
A través de talleres y reuniones, la red fomenta el aprendizaje y la resiliencia familiar. Silvia relata cómo cada encuentro le permitió disipar dudas, encontrar respuestas y enfrentar los desafíos cotidianos con una nueva fortaleza. Para ella, el impacto trasciende lo personal, fortaleciendo los vínculos con su entorno y creando un legado de unión entre las familias participantes.
Este proyecto, respaldado por la Secretaría de Educación de Guanajuato, evidencia el compromiso por generar comunidades inclusivas y resilientes. Historias como la de Silvia nos recuerdan la importancia de seguir construyendo un futuro donde cada niño sea reconocido como único y extraordinario.