El pasado 9 de noviembre la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicó su informe sobre el mercado mundial de vacunas en 2022, en el que se da cuenta de las desigualdades en la distribución de biológicos para los países de escasos recursos, que se encuentran en una constante lucha por acceder a vacunas con mayor demanda en países ricos.
Un ejemplo de lo referido con anterioridad es la vacuna contra el virus del papiloma humano (VPH) que tiene como fin luchar contra cáncer de cuello uterino. Dicho antígeno especifican que únicamente “ha llegado al 41% de los países de ingresos bajos, a pesar de que en estos se concentra gran parte de la carga de la enfermedad, en comparación con el porcentaje en el caso de los países de ingresos altos, que es del 83%”.
El director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, destacó que “el derecho a la salud incluye el derecho a las vacunas”, por lo que lamentó que “este nuevo informe muestra que las dinámicas del libre mercado están privando de ese derecho a una parte de la población más pobre y vulnerable del mundo”.
Por lo anterior, el organismo de salud hizo un llamado “para que se introduzcan los cambios que tanto necesita el mercado mundial de las vacunas para salvar vidas, prevenir enfermedades y estar preparados para futuras crisis”. La OMS informó que si bien la capacidad de fabricación en todo el mundo ha aumentado, aún está muy concentrada ya que diez fabricantes suministran el 70% de las dosis de vacunas (excluyendo las vacunas contra la COVID-19).
Algunas de las 20 vacunas más utilizadas (como la PCV, las vacunas contra el VPH o las vacunas con componentes antisarampionosos o antirrubeólicos) dependen actualmente sobre todo de dos proveedores. La concentración de producción incrementa el riesgo de escasez, así como inseguridad en cuanto al suministro regional.
Aunado a esto, agregaron que “la salud de los mercados también es preocupante en el caso de varias vacunas habitualmente necesarias para emergencias, como las vacunas contra el cólera, la fiebre tifoidea, la viruela/la viruela símica, el ébola o la enfermedad meningocócica, cuya demanda se dispara con los brotes y es, por lo tanto, menos predecible. Que la inversión en estas vacunas siga siendo limitada podría tener efectos devastadores para la vida de las personas”.
Para impulsar medidas ambiciosas que permitan lograr un acceso en igualdad de condiciones a las vacunas, el informe pide a los gobiernos que actúen en las esferas siguientes: unos planes de inmunización claros e inversiones más decididas y una supervisión más sólida del desarrollo, la producción y la distribución de las vacunas; centros regionales de investigación y fabricación; y normas previamente acordadas para la colaboración gubernamental en tiempos de escasez en cuestiones como la distribución de vacunas, la propiedad intelectual y la circulación de insumos y bienes.