En nuestro país los grupos de alimentos saludables se consumen muy por debajo de lo recomendado por las autoridades, por ejemplo, el grupo de leguminosas, incluido el frijol, se consume un 68 % por debajo de lo que se debería, mientras que las frutas y verduras están con el 47 %, según datos de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut).
El Instituto Nacional de Salud Pública recomienda para mantener una vida saludable y considerando los actuales patrones de consumo, aumentar el consumo de alimentos que forman parte de nuestra identidad nacional como el maíz, frijol, chile y calabaza.
En el marco del Día Mundial de la Alimentación, la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) destacaron la amplia diversidad alimentaria que tiene la dieta de la población mexicana.
A pesar de diversos impactos negativos, el trabajo diario de las y los productores ha garantizado el abasto permanente de alimentos agropecuarios, pesqueros y acuícolas frescos, así como naturales que aportan todos los nutrientes que requiere el organismo.
Estos productos incluyen cereales como amaranto, avena, trigo y maíz; leguminosas como frijoles, habas, lentejas y garbanzos; verduras como nopales, calabazas, chayotes y jitomates; frutas como mandarinas, naranjas y guayabas; semillas como cacahuates o ajonjolí, además de tubérculos como papas y camote; sin olvidar la amplia variedad de pescados y mariscos.
En Chiapas, de acuerdo el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP 2016-2018), se cultivan 53 productos cíclicos y perennes. Además, según el Sistema Satelital de Monitoreo Forestal de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), existe una cobertura de suelo promedio de un millón 382 mil 883 hectáreas.
En los últimos años se vive una de los panoramas más adversos por el cambio de actividad de los productores e impactos al medio ambiente, incluso plagas que en conjunto significan una reducción en las cosechas. También ha llevado al abandono del campo y cambios en el uso de suelo, originados por el poco acceso a financiamientos, comercialización desfavorable, altos costos de producción, bajo rendimiento y nula diversificación.